CARACTERÍSTICAS DEL DOCENTE CON
ORIENTACIÓN CLÍNICA EN LA COMUNICACIÓN
Maldonado (2001), hace alusión a seis (6) características básicas de
un docente como comunicado pedagógico:
þ
Sensibilidad: Es decir, la calidad
humana del docente. Este elemento garantiza la reciprocidad con los
estudiantes.
þ
Sentido común: La capacidad de
comprensión. La agilidad y rapidez para recibir compatiblemente con el
estudiante y para establecer relaciones de equidad.
þ
Creatividad: Tener soluciones
atractivas y agradables ante situaciones concretas sin perder de vista los
objetivos deseados.
þ
Laxitud: La seguridad y
serenidad que debe poseer el docente.
þ
Suficiencia profesional: Conjunto de actitudes,
valores, conocimientos y habilidades (personales, interpersonales,
profesionales y organizacionales) que faculta al educador para desempeñarse
apropiadamente frente al trabajo, es decir, la demostración de lo que real y
efectivamente debe “saber hacer”.
- Moral y ética: Conjunto de actitudes honestos que una persona tiene para con su trabajo profesional y para con las tareas y deberes propios de su carrera.
PATRONES DE LA COMUNICACIÓN DE VIRGINIA SATIR (1991)
Como primera acción, para hacer cualquier
aplicación a la comunicación, hay que partir de los objetivos que la propia
Satir tuvo. En principio, la autora se preocupa por el análisis y conocimiento
de las estructuras familiares, es decir, el cómo están conformadas, por quiénes
y los vínculos que
se establecen entre sus miembros. Nuestra hipótesis es que estas premisas, y el
trabajo empírico que realizó, tienen varios grados de aplicación a la
comunicación en distintos entornos, como puede ser la organización educativa
considerando la interacción en distintos ambientes, porque se comparte un mismo
sujeto: la comunicación como un hecho complejo, una técnica (manejo de recursos
de distinto tipo) y como un horizonte para hacer que las personas en las
interacciones cumplan sus objetivos y con ellos se sientan básicamente
satisfechas.
Los patrones de
comunicación
son sistemas que la persona aprende a manejar y regular para sobrellevar las
disfunciones con el exterior. En todos los casos, el individuo siente y
reacciona a la amenaza, pero como no quiere demostrar debilidad intenta
disimular así, es como una manera de evitar el rechazo o las amenazas del
entorno.
- Calculador: este comportamiento se utiliza para enfrentar la amenaza como si fuese inocua; la autoestima personal se oculta detrás de impresionantes palabras y conceptos intelectuales.
- Acusador: el inculpador o acusador es aquel que encuentra siempre defectos, un dictador, un jefe que adopta una actitud de superioridad, y parece decir: “si no fuera por ti, todo estaría bien”. El sentimiento interno tensa músculos y órganos; entre tanto, la presión arterial aumenta. La voz es dura, tensa y a menudo aguda y ruidosa. Suele señalar con un dedo acusador para que la otra persona la considere fuerte. Al acusador le interesa más maltratar que descubrir algo.
- Suplicante: es el aplacador por naturaleza, habla con tono de voz congraciador, trata de agradar, se disculpa y nunca se muestra en desacuerdo, sin importar la situación. Es el “hombre sí” que habla como si nada pudiera hacer por él mismo; siempre tiene que recurrir a la aprobación de los demás para que la otra persona no se enfade.
- Irrelevante: cualquier cosa que haga o diga el distractor será irrelevante a lo que los demás hagan o digan. Esta persona no responde a la situación. Su sentimiento interno es de aturdimiento; la voz puede ser sonsonete que, a menudo, no armoniza con las palabras, y puede volverse aguda o grave sin razón porque está enfocada en el vacío. Para ignorar la amenaza actúa como si no existiera.
Como pueden darse
cuenta, ninguno de estos modelos es efectivo, son formas que generan también
ciertos efectos y que en principio el terapeuta, mediador o facilitador conoce
y puede identificar; solo la respuesta abierta o fluida, es la única que
permite relaciones fáciles, libres y honestas y hay pocas amenazas para la
autoestima. Sin embargo, estos modelos tienen modos de comportamiento positivo,
(lo que se llama “dimensión renovadora”); por ejemplo, en el caso del “acusador
renovado” se convierte en la capacidad de defender los propios derechos, en
levantar la voz cuando es necesario, tener este tipo de comportamiento revela
compromiso, la diferencia está en hacerlo de manera realista y consciente; el “super-razonable
renovado” se convierte en el uso creativo de nuestra inteligencia, es
gratificante usar la inteligencia más allá de la autodefensa o autoprotección
que hace de esta facultad algo aburrido y estéril; “la irrelevancia
renovada” se convierte en la capacidad de ser espontáneo y nos da nuevas
direcciones para darnos cuenta de nuestras realidades.
Esta dimensión renovadora de los patrones de la
comunicación, según Satir, daría cabida al modelo o patrón de comunicación
congruente centrado principalmente en el binomio “atender” (ser receptivo
en el sentido más amplio) y “responder” al contenido, al sentimiento, al
significado pragmático; dar respuesta, realimentar, saber confrontar con
claridad, oportunidad, compromiso y afecto, los que a su vez son transmisibles
y aprendidos por el receptor, definiéndose así el carácter bidimensional de la
relación. “Atender” y “Responder”, parecen convertirse así en la base del
proceso de la comunicación entre las personas que propicia una relación de
ayuda mutua.
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